.F.Villegas.Denuevo.
Que por qué insisto tanto en Villegas??. Simple, escribe de maravillas, es de los pocos pensantes de Chile y estoy de acuerdo con la mayoría de sus opiniones. Aquí les muestro uno de sus últimos artículos, disfruten.
Fernando Villegas: Canto del cisne, canción de los cínicos
Al chileno el asunto no le interesa en lo más mínimo. No es capaz de siquiera regar el árbol frente a su casa, pintarrajea muros y rocas, pisotea y escupe, orina y enmierda, "remodela" plazas talando y cortando, amplía avenidas del mismo modo, siembra de papeles y bolsas de plástico las carreteras y en todo manifiesta su condición de bárbaro, bruto y pelotas. La verdad es que no nos merecemos este país.
No se ha oído el famoso canto del cisne. Ni el de los miles ya muertos ni el de los por morir en la zona sureña que Chile juró y rejuró ante organismos internacionales -en esto como en otras cosas hemos sido y somos perjuros- que sería considerada y preservada como "reserva" ambiental. En subsidio, en cambio, hemos oído la canción de los cínicos. Primero, la de la empresa que con seguridad es responsable de las emisiones que han perturbado las condiciones ambientales asociadas a la vida de la población de cisnes de cuello negro en el río Cruces. ¿Qué otro agente podría ser? La planta de celulosa es el ÚNICO factor nuevo operando en ese nicho ecológico. No importa: pese a esa contundente evidencia lógica la canción de la empresa entonó una inserción a página completa amenazando con "acciones legales" a quienes los responsabilizaran del desaguisado. Fue muy desafortunado pero esperable al mismo tiempo. La clase empresarial chilena nunca se ha interesado en el medio ambiente, salvo el de sus parcelas de agrado; mucho menos se inclina a asumir responsabilidades ni de ese ni de ningún tipo. Prefieren echar a la pelea a sus jaurías de cagatintas a sueldo asustando a la prensa con amenazas de querellas, luego endosándoles la culpa a otros, acudiendo a las autoridades políticas, telefoneando a sus parlamentarios a sueldo y/o arreglándoselas con los suches locales.
Peor aun, ha sido un comportamiento no sólo culpable sino culposo a sabiendas. En efecto, uno de sus ejecutivos, arrinconado por Fernando Paulsen, debió admitir en "Ultima Mirada" de ChileVisión que la empresa, amén del conducto para verter efluentes aprobado y sacramentado que contaba con tecnología de purificación, había tendido un segundo "tubito" al estilo de esos micreros y taxistas que pretenden engañar los controles técnicos sacando parte de los gases de escape por otro lado.
Pero todo eso, repetimos, es esperable. Dichos empresarios no son peores que el resto de la población chilena, en cuyas prácticas, mentalidad, idiosincrasia y temperamento la cuestión y exigencia de preservar su propio entorno es letra muerta o a lo más materia de discursos y charlatanería. Para decirlo sin ambages, este hermoso territorio está habitado por vándalos que se deleitan en destruir todo lo hermoso que se les pueda poner por delante y lo hacen con el mismo fervor con que ciertos quinceañeros de inteligencia limítrofe, tarro de pintura en mano, caen en enjambres a ensuciar el primer muro que encuentran a mano.
¿Y los custodios?
¿Qué hacen mientras tanto los custodios, los organismos a cargo de estas materias, la justicia, la ley, las autoridades?
NADA
Nada, es decir, "hacen estudios", anuncian "medidas", piden informes, abren sumarios, hablan de multas. Tan NADA es todo eso que hace una semana, cuando un juez sancionó a un leñador que había derribado cien árboles protegidos por ley con una pena de presidio de 20 días, el propio magistrado, asombrado, deleitado, admirado de su propia audacia y resolución, calificó dicho fallo como algo que ponía una "fuerte señal sancionadora" para actuales o futuros quebrantadores de la ley.
Por 20 días.
Por cierto dicho castigo de opereta no caerá sobre los otros, sobre la cadena de mando de esa operación, los transportistas, financistas, vendedores, etc. Sólo se castiga al gañán y sólo se lo castiga con 20 días. En verdad toda una señal.
¿Y la Conama local?
Las Conamas, es de temerse, amén de carecer de toda potestad siquiera para arañarle un dedo a nadie, en la práctica no tienen ningún interés en hacer siquiera eso. Sus miembros las han convertido más bien en anexos de las empresas, en sus departamento de maquillaje ambiental. Una red de complicidades políticas y de otro jaez hacen a dichos personeros muy permeables a la argumentación del publicista a cargo de redactar "brochures" sobre la benevolencia ecológica del proyecto de turno. Están más que inclinados a aceptar cualquier cosa a la que se catalogue, con optimismo delirante, como "medidas de mitigación del impacto ambiental". Hay ya numerosos casos de proyectos abrumadoramente nocivos que han sido aceptados por las correspondientes Conamas bajo el pretexto de que o no violan las normas y/o habrían "medidas de mitigación". Dichas medidas, si acaso se ejecutan, recuerdan las de esas empresas constructoras que luego de talar docenas de árboles para construir sus adefesios, vienen y "mitigan" el impacto plantando a la entrada de su magna obra un jardín de cuatro metros cuadrados hecho de cinco arbustos y un rosal.
Políticos
No esperen, tampoco, absolutamente nada de los políticos. Ni siquiera de aquellos que por un momento se unan al coro de los reclamos. El razonamiento de esta gente no incorpora la variante ambiental; incorpora sólo aquello que conduzca a la obtención, preservación y/o acrecentamiento del poder. Pueden por lo mismo interesarse de verdad en un proyecto sólo en tanto imaginen que "dará trabajo" a potenciales votantes agradecidos. ¿Ambiente? Eso les huele a límites, cotas, normas, enojo de los inversionistas, menos fondos para campañas, pérdida de contactos, pura ruina y despojo. Y los partidarios de la conservación son siempre una minoría. No es buen negocio sumarse a ellos.
Pero además no es sólo cuestión de intereses, sino de mentalidad. El político chileno medio es un abogado y eso lo dice todo. Un abogado, esto es, un hombre de oficinas, papeles, razonamientos especiosos, charlatanería jurídica, abstracciones estratosféricas, un hombre o mujer que rara vez si acaso alguna vez tiene nociones de ciencias y naturaleza y cuyo auténtico medio ambiente es el cemento y el pavimento, las máquinas de escribir, los estantes con legajos y el olor a pucho y peo de las secretarías y los juzgados.
Finalmente, repitamos algo ya dicho y que está en la raíz de todos los desguisados y negligencias, de todas las brutalidades e imbecilidades: al chileno el asunto no le interesa en lo más mínimo. No es capaz de siquiera regar el árbol frente a su casa, arroja mugre por la ventanilla de su auto, no recoge la que se amontona frente a su puerta, convierte las playas en cagaderos y basureros, pintarrajea muros y rocas, pisotea y escupe, orina y enmierda, "remodela" plazas talando y cortando, amplía avenidas del mismo modo, siembra de papeles y bolsas de plástico las carreteras y parajes del país y en todo manifiesta su condición de bárbaro, de bruto y de pelotas.
La verdad es que no nos merecemos este país.
Asi dice vilma.

Qué tu está esperando!?