DIA VIERNES 05/TARDE
Voy en el metro camino a mi hogar. Acabo de ver Promedio Rojo con Pola. Con Pola y con una veintena de niños inmaduros, de un liceo X, que el profesor trajo al cine supongo que con buena intención o con el fin que aprendieran algo. Yo creo que no le resultó. No me dejaron ver la película como era debido. Gritones, escandalosos, con déficit atencional, hiperquinéticos, inmaduros (ojo, en los hombres este último es para toda la vida). Los niñitos hablaron y rieron durante todo el film, pero al terminar todos estuvieron de acuerdo en que 'la hueá de película' era 'terrible fome'.
Hago transbordo en Los Heroes y me acomodo de pie (como siempre), cerca de una ventana. Tengo el Wikén (que ahora es como la Zona en versión extendida), en una mano. Con tres dedos de la otra, me afirmo a un siempre bacterioso fierro. Leo. De vez en cuando miro a mi alrededor, luego hacia afuera y sigo leyendo. PJ Harvey dice que no tiene e-mail ni celular y se encuentra sortuda. Y el periodista la adula tanto que llega a ser hostigoso.
Me salgo un poco para hacer un reclamo. Reclamo por uno de los tantos defectos de nuestra cultura chilensis, que si no fuera por el fútbol, la Teletón y el 18 (perfecta excusa para reventar hígados y subir kilos sin culpa), no tendría ni un grado de patriotismo. Y por ahí va el defecto: ADORAR a cualquiera cuyo nombre empiece o termine con 'extranjero', o mejor dicho con 'europeo' o 'norteamericano'. Lo encuentro realmente patético. Los tratan como si fueran quienes nos recibirán en el paraíso. Y sin embargo sólo son seres humanos (como todos, pero solo algunos se dan cuenta), que miccionan, defecan, amancen con mal aliento, se enferman, se reproducen, IGUAL QUE TÚ, IGUAL QUE YO. El plus es que tienen talento (algunos) y lo han aprovechado y por eso los conoces. ¿Te cuento algo? En Chile también hay gente talentosa.
Sigo en el vagón y veo a mi izquierda al ya visto 'hombre extraño sentado sobre su gran maletín café', mirando al vacío o en su defecto, mirando los traseros que le quedan al nivel de la vista.
A mi derecha está un caballero de 70 y hartos años, sentado y con una funda negra entre sus piernas que supongo por la forma, tiene una guitarra dentro. Él también mira al vacío, pero por la ventana.
Llego a San Miguel y subo las escaleras para terminar en el comercializado barrio Llano Soubercaseaux. Veo de reojo hacia arriba el fin de las escalas y hay una señora delgada, bien peinada, con lentes de sol y de brazos cruzado mirando hacia abajo. Por un momento pensé que era mi madre esperándome. Pero no, era otra madre esperando a otro ser.
Mientras camino recuerdo las escenas de Promedio Rojo en que aparece el abuelo 'Star Wars' y me río sola por la calle.
Doy un silvido y se asoma mi negro por la reja moviéndome la cola. Nadie más me recibe con tanto entusiasmo.
Asi dice vilma.

Qué tu está esperando!?